Skip to main content

La huella hídrica y de carbono de la Argentina es la más baja del mundo

El secretario de Agricultura convocó a “demostrar la huella de carbono del maíz en Argentinal” en el evento que congregó a más de 2 mil productores, científicos, técnicos, referentes públicos y privados, empresarios e inversores agropecuarios y tecnológicos.

Telam – El secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo convocó este martes a trabajar para “agregar valor, acortar las brechas de rendimiento, abrir más mercados y demostrar la huella de carbono del maíz en Argentina”, durante la inauguración del II° Congreso Internacional del Maíz que se desarrolla en Paraná, Entre Ríos. También Bahillo advirtió que la Unión Europea “quiere condicionar y calificar” la producción latinoamericana como “causantes del cambio climático”, pero pidió “no poner la responsabilidad en los productores”.
El II° Congreso Internacional de Maíz que delibera entre este martes y el miércoles, congregó a más de 2.000 productores, científicos, técnicos, referentes públicos y privados, empresarios e inversores nacionales e internacionales del sector agropecuario y tecnológico.
El gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet,advirtió que el maíz “es fundamental para las cadenas de producción” y convocó a “un gran acuerdo económico, político, social y empresarial, que defina políticas públicas intocables para solucionar los problemas estructurales con previsibilidad y sostenibilidad”.

Por su parte, el presidente de Maizar, Pedro Vigneau, dijo a Télam que “más que pensar en exportar grano, que Argentina hoy exporta el 70% como grano”, es necesario trabajar para “transformar el grano con menor huella ambiental del mundo en alimentos, bienes y servicios”.
Vigneau mostró su traje “hecho de almidón de maíz” al igual que sus zapatillas, aunque aclaró que fueron producidos fuera del país, por lo que llamó a “consensuar y desarrollar un plan entre todos los actores, para que el maíz se transforme en Argentina, y cerca de donde realiza la fotosíntesis”.

El país “tiene mucho que mostrar y compartir”, agregó el representante argentino ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), Carlos Cherniak.
“Exploremos mercados no tradicionales, hay países que necesitan proteínas, y apoyemos la ciencia y tecnología nacional”, apuntó y remarcó que la sustentabilidad se alcanza “logrando el equilibrio entre lo social, económico y ambiental”.
En otra mesa de debate, el director de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Andrés Costamagna destacó la investigación y análisis genómico en bovinos que realiza la entidad junto con el Conicet.

El objetivo principal es crear una base de datos con “la genómica de todas las especies argentinas”, para luego realizar una “selección de quienes produzcan menos emisiones y menos huella ambiental, incluso antes de que una ternera tenga crías”, comentó.

Por su parte, Fernando Scaramuzza, ingeniero agrónomo del INTA, destacó que hay “más de 17 millones hectáreas conectadas con unas 11.500 máquinas que relevan y envían información a través de la de la telemetría”.

En otro panel, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), Gustavo Idígoras explicó que en los próximos años “todos los mercados pedirán sustentabilidad”, y que Europa “domina la agenda”. Detalló que se reclamarán lotes libres de deforestación y “no se venderá maíz si no tiene una foto geosatelital que demuestre que el lote no fue deforestado más allá de media hectárea, sin importar el total del lote”.

También adelantó que se solicitarán cálculos de consumo de agua y emisiones; que los lotes capturen carbono; que el grano no provenga de un lugar en conflicto legal con poblaciones originarias, ni con trabajo infantil, y que se cumplan las condiciones laborales.

Por su parte, el fundador y CEO de Swiss Pampa y director de Cofco International, Gonzalo Ramírez Martiarena, coincidió en que Argentina “tiene una fuerte ventaja con el resto de países”, y en que Europa regulará la producción agropecuaria y el cambio climático.

Desde Suiza, hizo un panorama mundial por continente, pidió trabajar “con todas las cadenas” para crear políticas públicas “que trasciendan gobiernos”, y “pensar siempre en agregar valor y federalizar la transformación e incorporación de tecnologías”. Edimilson Alves es presidente del Instituto Pensar Agro (IPA) de Brasil que se creó en 2011 para garantizar y fomentar acciones para el agro en los tres poderes estatales, y actualmente reúne a 56 entidades como un “instituto político, pero apartidario”.

En 20 años, Brasil pasó de ser importador a exportador de alimentos en el mundo, generando 1,800 de trillones de reales al año y alimentando a un billón de personas, confirmó Alves, gracias a “créditos, conservación del Amazonas e inversión”.

John Linder, de Estados Unidos, resaltó que desde 1980 ese país redujo por acre un 58% la pérdida del suelo, las emisiones de gases por 31%; y mejoró la eficiencia del riego de maíz en un 41%.

Para 2030, los norteamericanos se plantearon “aumentar la eficiencia del uso de la tierra un 12%, del agua un 15% y de la energía un 15%; y reducir la erosión del suelo 13%, y las emisiones de gases por un 13%”. En tanto, Benno Van der Laan, de Países Bajos, se quejó de las “lentas e impredecibles” aprobaciones para importaciones de organismos genéticamente modificados (OGM) en Europa, China, Corea y Vietnam.

También apuntó a que en México existe un decreto que prohíbe la importación de maíz transgénico para consumo humano, que en Reino Unido las autorizaciones también “son lentas” y que en Colombia y Costa Rica hay proyectos en contra de los OGM.

Durante las primeras 17 mesas y paneles del II° Congreso Internacional de Maíz, múltiples organismos y actores de Argentina, Alemania, EEUU y Brasil, entre otros países, debatieron sobre tecnología, carnes, sustentabilidad, proteínas, comercio internacional, política agropecuaria, conectividad digital, clima, nutrición, economía y ecofisiología.